martes, 13 de diciembre de 2011

La resistencia de algunos sevillanos al desarrollo.

Bien es sabido que Sevilla goza de uno de los cascos históricos más extensos de todo el territorio español, contando con aproximadamente 355ha. Es famosa por su gran patrimonio histórico y monumental, y sus variados espacios escénicos los cuales atraen a multitud de turistas.
Es natural que los sevillanos estemos orgullosos de vivir aquí, pero es a veces ese orgullo por lo visto es lo que a algunos no deja ver más allá, y abrirse a los cambios.

Uno de los casos más recientes y sonados pudo ser el conocido "Metropol Parasol" apodado por los sevillanos como "Las setas de la Encarnación".
Muchos sevillanos mostraron su rotundo desacuerdo respecto a esta innovadora construcción, alegando que arremete contra lo que entienden por Sevilla, que es un impacto visual demasiado grande que rompe con la estética de la ciudad.
En mi modesta opinión, es ese mismo impacto visual el que atrae a aún más gente, y es un espacio del que ya los sevillanos han hecho suyo y pueden disfrutar.
Es el lado moderno y actual de Sevilla, del cual yo, como sevillano, me siento orgulloso de visitar y fotografiar.
En la zona más alta de la construcción de Jürgen Mayer está situado un mirador desde el que se puede apreciar una de las mejores vistas del casco antiguo de la ciudad.
Esta misma plaza se ha convertido en muy poco tiempo en el centro de manifestaciones políticas, un lugar que ya ha hecho historia con la conocida acampada del 15-M, y otras manifestaciones más recientes.

De este modo, me planteo; ¿Y si el cambio no hace tanto mal a Sevilla?  
Ahora se está llevando a cabo la construcción del primer rascacielos de la ciudad, el cual cada día avanza más rápido. La también polémica Torre Cajasol. He podido observar más de una vez, mientras paseaba por el Plaza Nueva, a mucha gente, que en su derecho se manifestaba en contra. Yo, como ya he dicho, no comparto esa opinión. Visto el bien cultural que ha hecho en Sevilla el Metropol Parasol, estoy abierto al desarrollo de mi ciudad, y cada día más gente comparte mi opinión.




Un saludo, Joan Morilla.

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